domingo, 25 de noviembre de 2012

Árboles singulares de Zaragoza 3

Hay un no se qué de respeto y de misterio, cuando uno se acerca a un árbol centenario y se deja subyugar por su belleza.
Esta sensación de profunda reverencia y respeto por un ser vivo que nos quintuplica la edad (y que probablemente seguirá en pié cuando nosotros hayamos muerto) es la que yo siento cuando paseo cerca de árboles de la talla del ciprés del parque Castillo Palomar.
A la entrada de Juslibol hay otro ciprés de unos 300 años y los cipreses del cementerio viejo, también son admirables, pero hay algo que no se lo que es, que hace que para mí este árbol sea mucho más significativo que todos ellos.
Quizá sea porque vivo cerca o porque está en mi barrio, por su forma perfecta y excelente estado de conservación...no lo sé.
Parece ser que este ciprés ya formaba parte de los terrenos de una antigua casa de labor de la familia Palomar (que dió nombre al parque) y hoy en día, cientos de años después, sigue derecho como una vela ("enhiesto surtidor de sombra y sueño" que diría Manrique) aguantando chaparrones (y lo que le queda si lo respetamos, ya que el ciprés común puede llegar a vivir hasta 2000 años)